Por Juan Villacorta Paredes
El amor y lo bello ha sido causa de todo lo bueno que hay en los cielos y la tierra.
Platón
Se deduce ya de las palabras de Platón el valor educativo del arte. Sin embargo, consideremos al hombre en sus estructura real; cuerpo y alma.
Bien sabemos que el cuerpo requiere cuidados especiales para su correcto desarrollo y desempeño en la vida. El alma, basamento del cuerpo, también demanda cuidadosa preocupación sobre su vida. Es necesario y vital conocerla, cuidarla con esmero dándole el sustento y la formación adecuada a su naturaleza espiritual.
El espíritu es lo que nos diferencia de los animales irracionales, por tal motivo el espíritu es razón, entendimiento, afecto y armonía. Es vínculo de relación entre los seres humanos de estos con su Creador.
El alma es la base que nos sustenta y equilibra, es la que guía nuestros sentimientos, nuestros deseos y también nuestras acciones. De ella depende nuestra manera de ser. Ella es la depositaria de las más bellas cualidades que conforman una hermosa educación.
Por las razones indicadas y otras mil, tenemos que cuidar nuestro espíritu formándolo dentro de los verdaderos principios de humanidad, de armonía , de justicia y de piedad. Para la consecución de tan elevados fines, nada mejor, ya lo hemos dicho, que la religión y el arte.
La religión enseñará a nuestra alma la belleza del cielo y el arte le hará conocer la belleza del mundo en que vivimos y el modo de gozarlo intensamente, cumpliendo dentro de lo correcto los designios que la Providencia nos tiene reservada.