Por Juan Villacorta Paredes
Se cree generalmente que el conocimiento del arte es un conocimiento inútil. Que no tiene ninguna importancia ni aplicación en la vida práctica. Quienes así piensan ignoran el valor del arte como factor educativo, cultural y práctico y además dejan ver en sus almas un inmenso vacío y una decepcionante formación espiritual y moral.
Basta tener un poco de sentido común para darse cuenta que la vida misma requiere arte para vivirla. Y ese arte es el acopio de factores espirituales positivos que debemos conocer y practicar para entender mejor la vida y su modo de vivirla como seres humanos. Somos seres racionales, integrantes de una sociedad organizada que busca a diario su superación. Esa superación global o personal no llegará mientras en el alma de sus miembros no exista equilibrio espiritual y material, no haya sensibilidad social que hace a los hombres conocerse y respetarse mejor. Esto no es solo factor de la inteligencia, del entendimiento y de la razón sino del sentimiento y de la exquisitez espiritual. Estas razones bastarán para reconocerle al arte importancia vital, pero citemos otras tal vez más prácticas.
…… las profesiones liberales o técnicas no pueden cumplir sus funciones sin un alto sentido estético. Un arquitecto actúa más dentro del arte que de la ciencia. Un ingeniero constructor debe poseeré un alto sentido de la belleza y de la proporción. Un mecánico o un técnico, un carpintero, un zapatero también necesitan mucho del arte. En virtud a la facultad creadora que el hombre posea puede destacar en su actividad y en la vida.
La urbanidad no es más que una serie de reglas de belleza aplicadas a la relación social.
El hogar en que vivimos exige de nosotros sentido estético para hacernos alegre la vida. Si sabemos disponer sus ámbitos con gusto y armonía tendremos el placer de gozar nuestras cualidades espirituales debidamente logradas en el ejercicio práctico del arte.
Por último, no es posible la superación de un país si sus habitantes no tienen un elevado concepto de la belleza, es decir, una debida educación artística.