Por Juan Villacorta Paredes
Es conveniente hacer un ligero estudio teórico del color, para poder entender mejor los problemas de la unidad de color, valoración y complementación.
La naturaleza y su complementación
Todos los colores de la naturaleza, es decir, los millones y millones de matices o gamas que en ella existen se reducen a tres, estos son: AMARILLO, AZUL Y ROJO, llamados colores simples o primarios. De la mezcla de estos tres colores se obtienen las combinaciones compuestas o binarias y las complejas o terciarias, cuaternarias, etc., dando por resultado un número infinito de matices.
COLORES PRIMARIOS
Colores primarios son los colores básicos que originan los demás colores; se hallan sin combinación de ninguna clase. Estos son: AMARILLO, AZUL Y ROJO.
COLORES BINARIOS
Colores binarios son los que se obtienen de la combinación de dos colores primarios. Se llaman también compuestos. Son estos: VERDE, VIOLETA Y ANARANJADO, que resultan de las combinaciones primarias amarillo con azul, rojo con azul y amarillo con rojo respectivamente.
No se crea que solamente son estos tres, sino que cada uno tiene un número infinito de gamas.
1.- El color verde
El color verde se obtiene combinando el amarillo con el azul. Así:
2.- El color violeta
El color violeta se obtiene combinando rojo y azul.
3.- El color anaranjado
El color anaranjado se obtiene combinando el rojo con el amarillo.
COLORES FRÍOS
Colores fríos son los que dan sensación de frío. Se usan para pintar ambientes fríos. Son: azul, verde y violeta y todos sus matices. Estos colores además dan sensación de espacialidad y de tristeza. Pequeños espacios pintados con estos colores, ópticamente parecen ampliados y esto se debe a que tienen la propiedad de llevar las imágenes a segundo plano.
COLORES CÁLIDOS
Colores cálidos son los que sirven para pintar ambientes cálidos. Dan sensación de calor. Son luminosos. Presentan todos los caracteres opuestos de los colores fríos.
Ópticamente, reducen los espacios y traen las figuras a primer plano. Alegran los ambientes si están debidamente complementados con sus respectivos colores fríos, de lo contrario resultan excesivos a la vista y mortifican por su excesivo brillo.
Podríamos decir, por ejemplo, que si los colores fríos se usan para pintar un nublado día de invierno, los cálidos se usan para pintar un clarísimo día de sol de verano. Los primeros se usarían para el agua y los segundos para el fuego.
Los colores cálidos son: amarillo, anaranjado y rojo.
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