Por Juan Villacorta Paredes
El mundo de nuestros días se debate en un materialismo desenfrenado, vergonzoso, rayante en la injusticia. El respeto a los valores morales parece haberse perdido completamente. La insatisfacción social es visible. Grandes y pequeños piensan solamente en la riqueza y en el placer material. No preocupa a nadie en lo más mínimo la vida espiritual. Existe un desequilibrio alarmante.
Todo lo referido no es nada nuevo porque lo vemos y experimentamos a diario, pero sí debe ser motivo de gran preocupación para quienes han elegido la sagrada misión de educar y enseñar la verdad y para quienes a corto plazo tendrán que asumir los destinos de la humanidad, es decir, la juventud y la niñez.
Ahora más que nunca necesita el mundo de justicia y de verdad. Y esto no es dependencia material, pertenece al alma humana. Nos queda los designios de Dios, su palabra y su esencia que son verdad y belleza. De manera que conviene meditar y recurrir más a los ámbitos del espíritu, posibles de encontrar solo en la religión y en el arte.
El amor y lo bello ha sido causa de todo lo bueno que hay en los cielo y la tierra. Platón
Este pensamiento tan significativo de Platón, maestro insigne de la filosofía universal nos da idea clara sobre la importancia del arte. El objeto primordial del arte es la creación de la belleza distintivo de bondad. No puede haber otro interés más importante que nos incite a su conocimiento. Si de él dependen los factores decisivos de nuestra constitución moral y espiritual, bien vale todo estudio orientado hacia su entendimiento y práctica.