Por Juan Villacorta Paredes
Establecido el Espacio Visual, se presenta el fenómeno de la percepción de la forma.
Aunque parezca de poco interés este detalle, su conocimiento es de gran importancia porque nos permite entender debidamente la forma corpórea o real y la forma artística o plana.
Generalmente percibimos la forma de los objetos por el contraste que estos determinan con el fondo, mediante sus valores de luz y sombra.
Los rayos luminosos reflejados por los cuerpos de nuestro espacio visual impresionan a nuestra vista con diferentes grados de intensidad y cualidades diversas, originando de esta manera la reacción del cerebro que capta dichas incidencias en esquemas de energía.
La diferencia de fuerzas o intensidades de los esquemas de energía determinan el contraste entre los puntos de gran atracción y los de poca atracción, conformando así la presencia de espacios de poco interés. Los primeros determinan o estructuran las figuras y se constituyen en los centros de atracción; los segundos establecen el fondo que contiene las figuras y permite las relaciones estéticas.
En el espacio visual, se perciben las figuras o formas por el contraste que determinan con el fondo.
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